Es increíble como en nombre de
la globalización, Nuestra América ha admirado a hombres europeos y norteamericanos
por sus grandes hazañas reflejadas en el cine. Hemos llorado por la muerte de
William Wallace, interpretado por Mel Gibson, Hemos admirado la grandeza de
Alejandro Magno interpretado por Colín Farrel, Nos hemos emocionado al ver montado a caballo por todo el viejo oeste
robando bancos a Jesse James… ¡la lista es larga! Pero esa es la historia
que nos han enseñado, esa es la
historia que nos han propuesto. Nos han dicho que debemos admirar a sus subversivos,
a sus soñadores, a sus ladrones, a sus “revolucionarios”. Nos han hecho olvidar a los nuestros, pues es
la valentía de nuestros héroes la verdadera amenaza para su sistema, es la valentía
de Atahualpa, La de Túpac Amaru, La de Guaicaipuro, la de muchos que ha parido
la América Meridional, la que estremece los cimientos de la dominación cultural
extranjera y es por eso que han preferido enseñarnos la historia suya, porque
en su éxtasis de triunfo han llegado a la conclusión que la historia suya es la
historia del mundo. Mientras, las respectivas aristocracias Latinoamericanas han
escrito nuestra historia y han decidido guardar silencio y ser cómplices de tal
matanza histórica, pues al parecer “es de
personas de buenas costumbres y refinadas conocer la historia europea y
norteamericana y mirar con recelo y estupor a aquellos indígenas tontos que una
vez decidieron levantar su armas contra la mano que los alimentaba y les
mostraba el camino de la salvación cristiana”
Mientras tantos nuestros hijos
siguen naciendo, siguen creciendo y siguen admirando a los héroes de nuestros
opresores, y así en cierto modo amando a nuestros opresores, admirando a la
cultura que nos mata, y pensando que cualquier ideología en contra de la
imperial es de “acomplejados y resentidos”.
Es la hora de conocernos, es la
hora de mirarnos hacia dentro, para sentar las bases de esa ciudadanía latinoamericana a la que aspiraba Bolívar. Es la hora que
nuestros héroes inspiren a los héroes del mañana, es la hora que nuestros niños
jueguen ser Atahualpa, jueguen ser Túpac Amaru. La Santa Alianza los condenó a una
muerte física, no dejemos que sus herederos los sigan condenando a la muerte histórica.
Dejemos de hacer películas reproductoras
de la cultura del crimen y de la violencia, pues por querer mostrar “ventanas a
la realidad” estamos perpetuando la miseria de la cual hemos sido víctimas.
Me niego a aceptar que el único
producto cultural mediático masivo que pueda producir Latinoamérica sea la
telenovela, que la única historia que podamos contar es la de la pobre campesina
que se enamora del galán de “buena familia”. Al parecer de esta forma se le
enseñado a Latinoamérica a interpretar el papel histórico de noble cenicienta en
el cual tiene que sentarse a esperar que venga el “hermoso príncipe” a
rescatarla de su miseria.
Es nuestro momento histórico,
aprovechemos el impulso que se le ha dado el sentimiento antiimperialista para
comenzar a difundir masivamente de dónde venimos. De esta forma, pienso que
podremos disminuir los sentimientos regionalistas y nacionalistas que han
causado la conformación de nuestros desdichados “Estados Desunidos de Latinoamérica”,
coyuntura que como ya es bien sabido, han aprovechado las potencias extranjeras
para explotarnos y enriquecerse.
Qué bueno sería que medios como
Telesur, produjeran con la ayuda de actores, escritores, historiadores y otras
grandes mentes de Nuestra América, series, películas, Telenovelas que
entretengan a nuestra población pero que al mismo tiempo despierten curiosidad
por la historia de las naciones hermanas.
Que hermoso seria ver en
nuestras salas de cine lágrimas correr por la muerte de Tupac Amaru y su familia,
que hermoso seria que nuestro corazones se estremecieran al ver la valentía de
los Mexicanos Hidalgo y Morelos, Conocer al gran Moctezuma y su resplandeciente
imperio…
¡LA
LISTA ES LARGA! Pero esa es la historia que debemos enseñar…
Si ellos se apoderaron de
nuestra tierra para enriquecerse, apoderémonos de sus medios para derrotarlos