1) Para
contextualizar:
Durante el último trimestre del
año 2015 la agenda política y noticiosa estuvo centrada en las elecciones
parlamentarias que se disputaron el pasado 6 de diciembre. Todos los medios se centraron
en este hecho y fueron pocos los que tímidamente reseñaron la terrible
situación del magisterio venezolano. No voy a entrar en detalles sobre la
situación del país en el año 2015 pues considero que ya todo el mundo según su
perspectiva política cree entenderla, lo que no todo el mundo entiende es la
situación precaria que atraviesa el docente venezolano.
Veamos, el año 2015 fue el año de “la peor
guerra económica” según maduro, razón por la cual el ejecutivo nacional decretó
tres aumentos salariales. En Junio, luego
de dos de estos aumentos un docente venezolano graduado, con dos o tres años de
servicio ya estaba devengando menos del salario mínimo. Pues bien, para esos meses el entonces Ministro del Poder
Popular para la Educación el Abogado Héctor Rodríguez habló de adelantar la discusión
del contrato colectivo a punto de vencerse con el fin de “dignificar la labor
docente”. A las semanas, se promulgó un proyecto de contratación colectiva con
sueldos galácticos escrito al parecer por el mismo George Lucas pero los
docentes veíamos con preocupación que se terminaba el mes de Julio y no se
habían instalados las mesas de negociación. Nuestro temor se hizo realidad: Llego
agosto, nos quedamos sin contrato y sin ministro porque el ahora muy
diligente diputado jefe del bloque de la
patria pero muy ineficiente Ministro de Educación se fue a asumir la campaña electoral
de su candidatura y dejó al magisterio viendo para los lados.
Llegó septiembre y comenzó el año
escolar 2015-2016 con Rudolfo Pérez como
nuevo Ministro de educación, quien luego de encontrarse con un magisterio
que amenazaba con un paro y concretarse diferentes
protestas a nivel nacional decidió llamar a las organizaciones sindicales afectas
al gobierno para supuestamente instalar las mesas de negociación, aquella
reunión en la planta baja de la sede del ministerio de educación, dio pena y
como chavista debo decirlo pues una vez más se usó la imagen de Chávez para
justificar la ineficiencia. El ministro junto con los presidentes de sindicatos
tomados de la mano, afirmaron palabras más palabras menos: “que en nombre de la
unidad debemos estar unidos” ¿¿??, razón por la cual los sindicatos llamaron a
sus afiliados a “esperar lo que se tenga que esperar” para que se discutiera y
firmara el contrato colectivo, se dijo que la semana siguiente a ese encuentro
los sindicatos, patrón y ministerio del trabajo se reunirían para comenzar a
“discutir” el contrato pero no se dio una fecha tope para su aprobación. Luego
de esto, la mayoría de los colegas
presentes respondieron con un “así así
así es que gobierna” y la reunión terminó sin dar respuestas claras sobre cómo resolver
los salarios de hambre que estaba recibiendo el maestro venezolano.
Días después, comenzó la campaña
electoral para las parlamentarias, casualmente por esos días el ministro
entregó titularidades a todos los docentes interinos vía decreto y sin concurso
y nos engañó con un aumento pírrico que
apenas rayaba el sueldo mínimo, pienso yo, tal vez esté equivocado para
intentar captar votos en el magisterio y calmar las aguas mientras tanto se firmaba la nueva
contratación, según por esos días anunciaron
que sería antes del 15 de diciembre.
Llegaron las elecciones, los
docentes al igual que los demás venezolanos votaron y ganó la oposición como ya
sabemos, a lo cual debo agregar lo siguiente: según cifras del ministerio el gremio
docente tiene cerca de 500 mil trabajadores, aunque lo que diré a continuación es una
percepción propia sin fundamento científico,
basta con sentarse en la cantina de cualquier plantel educativo en horas
de receso para escuchar el profundo
descontento que siente la mayoría de los
docentes hacia este proceso, en otras palabras la mayoría de los docentes son
escuálidos (me disculpan los colegas opositores a los que no les guste
que se les llame así). El descontento docente estoy seguro se reflejó de manera
significativa en las urnas electorales el pasado 6D; pero ese rechazo que ya venía
desde antes considero se profundizó desde que Héctor Rodríguez comenzó su
gestión como ministro, gestión que se caracterizó por un tremendo gasto
presupuestario al hacer una supuesta “consulta por la calidad educativa” para
conocer las fallas del Ministerio pero
la cual directores, supervisores, jefes de distrito, jefes de zona y demás
autoridades se encargaron de filtrar para
que los respectivos vicios en cada nivel no fueran tan evidentes, incluso
debo agregar que fue tan fructífera esta consulta que hoy nadie se acuerda de
sus resultados. Además, la gestión del abogado Rodríguez se
caracterizó por su incumplimiento de cláusulas
socioeconómicas establecidas en la contratación colectiva 2013-2015, como por
ejemplo: el aumento de la carga horaria
a 48 horas académicas nunca se ejecutó porque según el ministro no había presupuesto,
los mercales docentes fueron cada vez menos frecuentes hasta desaparecer, un sistema
de HCM precario, una misión vivienda para docentes que solo fue cuento de hadas
y las innumerables denuncias a nivel nacional de movimientos arbitrarios de
docentes de un plantel a otro sin respetar condiciones de titularidades, años
de servicio ni lugar de habitación.
2) Ahora:
Llegó el 2016 y el docente sigue
como pajarito en grama, ganando poco más del salario mínimo, con un patrón que twittea cada 5 minutos lo grande
de Chávez pero no hace nada por sus trabajadores, con unos sindicatos esperando que el gobierno les diga que decir, y con la
esperanza de que el nombramiento del actual Vicepresidente Prof. Aristóbulo
Izturiz agilizara en algo la recuperación de una vida digna para el magisterio.
Lo que yo no acabo de entender es
como un proceso revolucionario, que en su discurso habla de la importancia de
crear al “hombre nuevo”, tiene un ministerio de educación tan INEFICIENTE, tan
precario y tan improvisado, cómo vamos a formar a ese supuesto hombre que
necesita el socialismo si ni siquiera existen políticas educativas efectivas,
seguro a esto algún camarada me responderá nombrando los avances educativos a
lo cual te respondo: si me dices que se han entregado tantas millones de Canaimas,
te diré que la mayoría fueron vendidas, formateadas, dañadas y en la basura
porque no existen políticas efectivas de concientización ni de seguimiento, si
me hablas de los libros de la colección bicentenario te diré que la mayoría
están en los depósitos de las escuelas porque los muchachos no los quieren, y
los muchachos no los quieren porque sus docentes no los quieren y la mayoría de
los docente no quieren los libros porque los consideran incompletos u otros
porque es su forma de manifestar su rechazo al gobierno (por supuesto no es la
correcta), si me hablas del PAE te diré que son más las escuelas que no tienen
el programa a las que tienen y las que tienen el Programa de alimentación saben
que por su innumerables fallas no garantiza por sí mismo una alimentación
adecuada.
Por otra parte, si me hablas de
los derechos del niño conquistado en revolución, te diré que estamos criando
una generación de muchachos que cree que la función del estado es regalarles todo: desde celulares, computadoras,
tablets, casas, carros, promoción al siguiente año escolar, etc. Es decir, un ciudadano que piensa que el
gobierno es socialista porque le regala. Si me dices que con la derecha al poder la
educación estuviese privatizada te daré la razón pero te diré que el hecho de
que nuestra educación sea gratis no
justifica tener el desastre que tenemos.
No habrá Revolución sin
eficiencia política así que mientras no exijamos la eficiencia a nuestros
ministros u autoridades nos estamos cayendo a mentiras. Por otra parte, la
educación en todo estado responde a un proyecto político, es por esta razón que
los docentes son los principales catalizadores de cambio de conciencia en las
futuras generaciones, pero con un
magisterio en contra, la conciencia
revolucionaria en nuestros jóvenes no irá más allá de repetir consignas y
hablar mal de la cuarta.
Según desde la concepción del
Neoliberalismo, es necesario tener buena parte de la población sin educación para que sirva como
mano de obra barata, eso justifica la poca o inexistente inversión en la
educación pública de países
capitalistas, pero pareciera por momentos que de un tiempo para acá esta revolución
socialista quiere tener no mano de obra barata , sino “mano de voto”, es decir,
buena parte de la población mal formada y con pocas aspiraciones que apoye
electoralmente a la Revolución con la esperanza de que pronto le llegue su
regalo.
Nunca es tarde para rectificar...